Tengo
cerca de mí a algunas personas muy queridas a las que se les ha
diagnosticado una enfermedad que suele ir acompañada de la idea de
muerte cercana, y eso, que por supuesto es muy duro, me hace pensar
que antes de diagnosticarte nada, también estabas cerca de la
muerte
y es que diariamente visita nuestro entorno y cualquier día de estos
vendrá a llevarnos de la mano.
¿Por
qué empezamos a apurarnos en cuanto alguien nos hace tomar
conciencia de su cercanía y no aprendemos a vivir como si cada hora,
cada minuto fuera el último regalo?
Solemos
desperdiciar nuestra existencia en el ayer que no existe y en el
mañana que tampoco y, pocas veces, somos realmente felices con el
ahora que es lo único verdaderamente real.
Ahora
yo estoy enfermo, pero muchos sanos se irán antes que yo y, de
cualquier manera, nadie se quedará mucho tiempo. En cualquier caso,
menos de lo que se espera.
Vivir
día a día como si fuera el último, asombrarnos cada día de las
maravillas que nos rodean, querer siempre a tope, ilusionarnos con lo
que hacemos como si en ese momento no existiera otra cosa mejor,
sería la mejor contribución a nuestra realidad que no es otra que
el momento presente.
El
mañana no existe para nadie, te avisen o no.
Conozco
personas que una vez han sabido su situación, han desperdiciado en
lamentos los últimos años de su vida y quien, por el contrario, ha
aprendido a valorar de verdad cada minuto que ha seguido aquí junto
a los suyos.
!Ojalá
que al nacer nos hicieran conscientes de esta realidad para llegar a
vivir una vida plena y agradeciendo cada minuto, cada regalo, cada
situación, cada persona que nos acompaña en este caminar que es la
VIDA!
La
otra VIDA, si existe, ya llegará, pero ESTA sí ES
aquí y ahora. Merece la pena tenerlo en cuenta por si acaso.
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