Si alguien que nos quiere y a quien queremos nos llamara para que recibiéramos a una persona en nuestra casa, trataríamos de agasajarla, de atenderla lo mejor posible, de enseñarle los bellos sitios que haya en nuestro lugar, seríamos amables, trataríamos de que se divirtiera, disfrutara, estuviera contenta, fuera feliz... aunque sólo fuera por quedar bien, pondríamos todo a su servicio y daríamos lo mejor de nosotros mismos.
La Vida, ha puesto a nuestro cargo a una persona que nos va a acompañar siempre: a nosotros mismos. ¿ Qué pensamos hacer por ese amigo que nos acompañará toda la vida?.
Tratar de conocerle, ver qué le gusta, qué desea, llevarle hacia eso que le ayudará a ser feliz.
Enseñarle los interesantes y bellos lugares por los que pasa o regalarle otros lugares.
Ser amable y tratarle bien, divertirle, no perder oportunidad de sonreírle, enseñarle a reír y ser feliz.
Tratarle como a un rey, cuidando su cuerpo, inteligencia y ampliando lo mejor de su alma.
Conocer gente, descubrir lo que piensan, lo que sienten, lo que quieren, interesarle por todo.
Mirarle con la alegría que mirarías al mejor compañero y amigo, descubrirle cosas, ampliarle todas las posibilidades de sus aficiones, regalarle los mejores libros, la mejor música, los mejores museos, los mejores paisajes, los mejores amigos, las mejores situaciones, los mejores alimentos... Tú eres tu mejor y mayor responsabilidad.
Trata de cumplir con todo el amor que seas capaz con la VIDA que han puesto en tus manos, que seas siempre la mejor compañía, el mejor amigo, la única responsabilidad, TU MISMO.
Las demás responsabilidades te las has adjudicado tú, por tu cuenta o por cuenta de otros, y demasiadas veces descuidándote a ti mismo.
El que no se quiere, no sabrá querer a otro y el que no se ama tampoco sabrá amar a otro.
Nosotros podemos hacer de nosotros mismos lo mejor o lo peor. La historia está plagada de ejemplos, desde Teresa de Calcuta, Gandhi..., a Nerón, Hitler. Cada uno cultiva el jardín que le toca con las herramientas que puede, pero la responsabilidad es personal e intransferible.
Ojalá nuestros padres y educadores nos lo pudieran hacer comprender lo antes posible, porque a veces morimos sin ser conscientes de nuestro poder para con nosotros mismos y nos dejan que busquemos responsables de nuestros actos fuera de nosotros, dejando que culpemos a otros o a las circunstancias, de nuestras equivocaciones e insatisfacciones.
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