Estimado Rajoy: Te voy a ser sincera, nunca me caíste bien, quizá porque pertenecías al mismo grupo que los seguidores de Franco, los seguidores de Bush-Aznar, y eso es superior a cualquier hígado, pero en realidad tú eras un tipo del que no tenía datos suficientes porque parecías, y se decía de ti, que eras honrado y, me consta, que en tu partido lo mismo que en cualquier otro hay gente muy honrada que ve las cosas desde un sólo ángulo como hacemos casi todos.
Ahora te admiro, no te voy a votar porque esa es otra cuestión, pero te admiro. Hay que tener mucho temple para que, pase lo que pase, mirar hacia otro lado, no inmutarse y hacer como que para ti no va, que no pasa nada, que todo irá bien y es que tú sí que has hecho bueno aquello de que deja que el tiempo pase que el tiempo todo lo borra, no remuevas la mierda que es peor, haz como que no pasa nada que para ti no va, tápate los ojos que así nadie te ve, no des explicaciones que luego saben tanto como tú.
Haces justo lo que hacen los niños pequeños, la cagan y miran a otros para ver si cuela y la verdad es que a veces cuela, es como lo de la crisis, tanto repetir que hay crisis, casi estamos convencidos de que ha caído del cielo y, como viene de arriba, no queda más remedio que cargar con ello porque si es Dios quien tiene la culpa, ahí sí que nadie puede hacer nada -mas que el Santo Padre- y está muy ocupado limpiando sus alrededores.
Yo, personalmente, no pongo la mano en el fuego por nadie, ni siquiera por mi, porque desde muy pequeña sé que el fuego quema. A ti, por lo que veo, no te habló nadie del infierno pero a mi demasiadas veces, por eso lo sé, por eso te admiro, tu pones la mano en el fuego por Roca, por Bárcenas..., por todos tus amigos y por eso deduzco que eres generoso, amigo de tus amigos, fiel..., en fin un buena gente, de los que quedan pocos, pero yo te voy a dar un consejo no te fíes de tus amigos que cuando caen, los muy frescos y desagradecidos quieren que caigas con ellos y eso no te lo mereces, de verdad que no.
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