Se
puede vivir desde la coherencia y desde la incoherencia. Cada uno
elige consciente o incoscientemente. El problema es que a veces con
nuestras incoherencias queremos resultados coherentes.
Yo
no crezco o soy más feliz almacenando información. Si la
información no sirve para la acción no tiene ningún valor. Solo la
acción desarrolla.
Muchas
veces, sabemos lo que nos conviene pero no trabajamos para
conseguirlo y así nos quejamos : “ no puedo” , “ no valgo”,
“qué más quisiera yo”, “ si dependiera de mí”…y así
hasta el infinito.
Al
no concienciar nuestro propio valor, nuestra propia sabiduría,
nuestra capacidad de hacer… no logramos madurar, crecer, solventar
nuestra vida hacia más felicidad, de la personal, de la duradera, de
la no dependiente.
Hoy
no puedo conseguir una meta, pero si puedo hacer una pequeña acción
encaminada hacia esa meta.
Nadie
puede conseguir una carrera el primer día que acude a clase, ni
siquiera los más inteligentes y capacitados.
Hay
que poner una pequeña acción junto a otra y no cejar en el empeño
hasta llegar a la meta.
Yo
nunca amaré a nadie si repito una y otra vez lo que no me gusta de
esa persona, pero si podré aceptarla y amarla si me empeño una y
otra vez en ver los valores que tiene. Primero porque toda persona es
igual que yo de importante, segundo porque tiene los mismos derechos
que exijo para mí, tercero porque tiene las mismas dificultades que
yo para cambiar y cuarto porque tiene valores como yo, aunque no sean
los mismos.
Yo
pongo los límites a la acción y yo puedo quitar esas barreras o
límites si quiero y me da la gana.
Sólo
se aprende a hacer haciendo.
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