viernes, 13 de diciembre de 2013

DESDE LA LIBERTAD

Qué difícil es dar y recibir desde la libertad.

La vida es un contínuo compartir sabiéndolo o no, queriéndolo o no, porque compartimos: personas, lugares, servicios..., ya que vivimos en una comunidad, de familia, de vecinos, de pueblo, de sistema, de vida... y como en toda relación se da y se recibe.

El problema se plantea cuando el dar y el recibir no se hacen desde la libertad, sino desde las normas, lo bien visto, lo que se debería, lo que se espera de ti...

Cuando tú das una sonrisa, una amabilidad, un respeto por lo del otro o por lo que es de todos y lo haces, no por convinción y libertad personal, sino porque crees que es lo que hay que hacer o porque eso puede tener consecuencias negativas para ti si no lo haces, entonces esperas del otro reconocimiento y que te paguen con la misma moneda y si eso no se da, te rebotas, reniegas, acusas... te sientes mal, defraudado...

Aprender a hacer, a dar, a recibir... sólo porque tú quieres, sin esperar nada a cambio porque lo haces desde tu libertad sin condiciones, es un trabajo cuyos frutos al que más beneficiarían es a tí mismo, porque el que no espera nada, no necesita reconocimiento ni que le paguen con la misma moneda. Da porque se siente bien haciéndolo y recibe de la misma manera, sin necesidad de pagar nada.

Aprender a actuar en libertad absoluta nos evitaría muchos de los padecimientos psíquicos y "come come"  de nuestras cabezas, ya que la mitad de la vida nuestra mente esta ocupada en: "Todo el mundo debería", " Si llego a saber que...", " Yo soy el único que hace", "Para recibir este pago no me había merecido la pena" ... cuestiones que sólo nos llevan a sentirnos mal, ya que arreglar no arreglan ni a mi ni al otro.

Cuando des no esperes nada y cuando recibas sólo agradece, verás la de desilusiones que te evitas y lo bien que te sientes. Sé egoísta y mira sólo por ti, que los otros recibirán, de rebote, de tu bienestar.

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