miércoles, 1 de mayo de 2013

OTRA FORMA DE MIRAR



En una mirada pura, descubriremos que todo en su origen es una unidad complementaria, necesaria y completa en sí misma. Pero luego ocurre que hay muchas maneras de mirar el mundo que están condicionadas por nuestras historias personales.

Cuando llegamos a darnos cuenta de que nuestra mirada al mundo y a los seres que nos rodean difiere completamente de la de otros seres, a veces hasta criados en nuestra misma casa con nosotros o cerca de nosotros, nos preguntamos ¿Cómo puede ser posible que el otro no vea las cosas como yo y no se dé cuenta de dónde está la verdad?.

Y así crecen los grupos religiosos, políticos, sociales que creen que su misión en esta vida es convencer a otros de dónde está la verdad, sin pensar que cada uno defiende su verdad, que como bien puede constatarse no es la verdad del otro.

¿Por qué va a haber más verdad en una religión u otra, si ambas están convencidas de que sus profetas, sus dirigentes, sus fuentes de revelación son las verdaderas y vienen directamente de Dios?.

¿Por qué va a haber más verdad en un grupo político que en otro si ambos están convencidos, aparentemente, de que sus ideas y sus acciones son las que mejor benefician al pueblo?.

¿Por qué va a haber más verdad en un grupo social que en otro, defendiendo ambos los derechos humanos, si todos están convencidos de que lo que hacen es necesario para conseguir el beneficio de sus acogidos o beneficiados?.

La experiencia nos enseña que es muy difícil cambiar el punto de vista del otro, cambiarle de grupo o de equipo y es que pocas veces entran en nuestras actuaciones la reflexión, el análisis, la lucidez, la libertad… Por eso, no se entiende cómo no se desea que gane el que mejor juegue, que no se crea sólo en la única religión del bien, el amor, la justicia, la honradez, la paz…, y que no se mire con respeto al que lo pone en práctica y dude uno de aquellas personas que lo dicen pero no lo practican.

Si juzgáramos sólo por los hechos y no por las palabras, estaríamos más cerca de distinguir nuestra verdad como verdad también del otro, del que con sus obras refrenda sus palabras buscando sencillamente el bien común.

Recibimos como héroes a equipos que ganan, a la realeza, a dirigentes de países... y no se hace ningún recibimiento a las benditas personas que hablan poco, ganan poco, trabajan en silencio pero hacen mucho, mucho, generalmente por los otros: los que sufren, los que están solos, los que no se valen por sí mismos, los que no tienen poder, los vilipendiados por este sistema que tan bien han montado los poderosos para confundirnos y así engañarnos mejor.

En nuestra mano está mirar bien los hechos, no las palabras. Cuando algo bueno favorece sólo a una minoría… “Algo no va bien".

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