sábado, 21 de noviembre de 2015

¿INTERESA LA PAZ ?

¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para defendernos de nuestros atacantes? ¿Por qué nos atacan y atacamos? ¿Cómo empezó esta necesidad de golpear? ¿Qué queremos conseguir con la violencia? ¿Son proporcionadas las respuestas? ¿No hay posibilidad de encontrar otros métodos?...

Yo no alcanzo a comprender estos comportamientos que únicamente producen dolor y más dolor.

Tod@s, hasta el más visceral y retrógrado entiende que el dolor del ser humano, si le hieren, es igual se trate de quien se trate. Así, que a partir de esa premisa, no se puede pretender causar dolor y que no haya una respuesta.

La mayoría de nosotr@s queremos vivir en paz; hablamos mucho de paz…, pero… nuestras acciones no suelen distinguirse por ir encaminadas a crear La Paz.

Nuestros gobiernos venden armas, destruyen países, interfieren allí donde puede haber intereses económicos, se erigen en jueces de otros países, no trabajan por valores de paz…; y nosotr@s a disfrutar de la vida hasta que a algun@s se les hinchan las narices y entonces… ¡nuestr@s muertos son los muertos de toda la humanidad…! Y vengamos sus vidas con otras vidas pero multiplicadas por cien…; y seguimos pretendiendo que no pase nada. Pues va a ser que ese no es el mejor método para conseguir La Paz.

No necesito decir, porque es obvio, que matar es algo reprobable se haga por el motivo que se haga, atacar a los ciudadan@s es indigno en cualquier país, empobrecer y robar a los pueblos es nefasto lo haga quien lo haga, y que las guerras son el producto de la falta de inteligencia y diálogo por parte de los dirigentes políticos de turno.

Vender armas es el primer paso para crear conflictos bélicos y más cuando los que las venden, los que destruyen y los que construyen se enriquecen con estos negocios porque es evidente que las guerras son un negocio para algunos y una ignominia para la población.

Si de verdad quisiéramos La Paz, los gobiernos lucharían por inculcar en la población los valores de paz y a su vez la población exigiría con sus hechos, no de palabra, esa paz que tanto se necesita para un mundo más justo y feliz. 

Yo propongo que se dediquen todos los dineros, todas las personas, todos los esfuerzos que se gastan en armamento y guerras en acciones encaminadas a lograr justicia y paz. Estoy segura de que las cosas serían diferentes.

Claro que soy consciente de que soñar despierta no es delito, por eso sueño en alto.


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