sábado, 10 de noviembre de 2012

DAR EJEMPLO

Me asombra que a los obispos españoles les parezca injusto el matrimonio de parejas homosexuales.

Si dos seres hacen un contrato de matrimonio, a vosotros lo que os tiene que importar es que se haga desde la responsabilidad y el respeto mutuo y no sobre cómo van a ser sus relaciones sexuales.

Reconozco que a través de la historia os ha preocupado más el asunto del sexo que el del seso y así no habéis dicho demasiado a asuntos en los que un padre obligue a un casamiento no deseado a sus hijas, no habéis excomulgado a maridos que han engañado, abusado, denigrado ...a sus mujeres,  no negáis la comunión a violadores, especuladores, ladrones de guante blanco, políticos corruptos...

La historia está llena de vuestras bendiciones a guerras, gobiernos no democráticos, imperialistas, poderosos que rebajan al ser humano a la pobreza más inhumana.

Tampoco es casualidad que tengáis más  posesiones y riquezas que ningún otro estado.
 
Yo creo que a Dios le preocupa mucho más la gente que no tiene un lugar para dormir caliente, mientras los edificios públicos están cerrados por la noche, que si los contratos de matrimonio se hacen entre heterosexuales u homosexuales. Que yo recuerde, fue Cristo quién no tuvo reparo en ser amigo de los pobres, deseheredados, prostitutas, lisiados...y siempre fue ayudando al ser humano, nunca poniendo zancadillas.

!!Qué pena me da que el tiempo haga olvidar el verdadero mensaje: AMOR, AMOR y AMOR!!. Fuera de esto no hay nada. Si algo puede hacer un mundo más humano, justo y tolerante, sólo será el AMOR.

¿Por qué no os ponéis un poco más cerca del ser humano real, el de a pie, el que no os comprende, el que se siente herido con vuestras exigencias, al que habéis machacado a través de la historia?. La parábola del hijo prodigo no os ha enseñado mucho.

Cuando os veo reunidos a tantos hombres, vestidos todos con ropajes de lujo, fuera de la realidad y hablando para unos pocos, pero exigiendo que se cumplan vuestros preceptos, me producís un poco de temor y me recordáis demasiado a los inquisidores. Seguís viendo demasiadas brujas por todos los sitios.

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