viernes, 11 de abril de 2014

TU NO ME QUIERES

ROUCO, ROUCO, ¡Cuánto daño hacen las personas que, como tú, creen tener la absoluta verdad y condenan a todos aquellos que no siguen sus deseos !.

Tú no tienes la panacea de la verdad y además te alejas demasiado de tu maestro, Cristo. El no rechazo a nadie, abrazo y ayudó a todo aquel que lo necesitó. Su palabra fue siempre ejemplo de acercamiento, comprensión y amor. 

A ti, te percibo siempre enfrentando a las familias... cristianas, no cristianas, aborto no, homosexuales no, relaciones fuera del matrimonio no, anticonceptivos no, enseñanza que se salga de tus parámetros no...

Tú siempre estás con el poder, eres poderoso, te codeas con los poderosos, tratas de que tus amigos en el poder nos impongan tus deseos..., nos haces la puñeta a muchos. Ya sé que a ti eso te da igual, que a ti no te importaría que volviera la inquisición y que te duele que te haya salido un jefe (Francisco) más a la izquierda que tú.  ¡Aún hay demasiada distancia entre lo que quería el Maestro y en lo que habéis convertido sus deseos de un mundo mejor para todos!. Un mundo que ha tenido que sufrir vuestros desmanes en su nombre.

Yo, que no soy nadie pero me considero, humildemente, cristiana, te agradecería que no malmetas, que no amenaces con guerras que trajeron demasiado sufrimiento, que te retires, como tu anterior jefe, a meditar y ponerte a bien con DIOS  para cuando te reciba en su seno, ya que si no eres más pacífico, comprensivo y amoroso, no creo que te deje entrar, no olvides que los ricos lo tienen difícil y habrás perdido el paraíso por acaparar demasiado poder en la tierra.

Dedícate más a Dios y menos al César. Los cristianos necesitamos pastores que amen  por encima de todo la justicia y al ser humano.

No quiero dejar de agradecerte tus desvelos aunque hayas errado, según mi humilde criterio, el camino; yo sé que el poder y el dinero ciegan el entendimiento. También sé que con lo listo que tú eres no necesitas consejos de nadie y menos míos, pero por si acaso lo mando al universo para que te llegue, por medio del Espíritu Santo,  como intuición. Seguro que te hará bien.

La meditación en profundidad ayuda a poner las cosas en su sitio, a quedarse en paz, a amar al diferente, a respetar la libertad del otro y a dudar de la propia verdad. Se ve que tú y yo hemos practicado poco.  A ver si logramos mejorar ahora que aún tenemos tiempo. Lo deseo de verdad.




No hay comentarios:

Publicar un comentario