domingo, 1 de abril de 2012

ECHAR A SUERTES

Encogida en un rincón
en una sala de urgencias
con el corazón en vilo
por el susto que te dan
cuando un familiar querido
se encuentra en un hospital,
miraba hacia todos lados
y con angustia veía
la mucha gente que había
hablando allí sin parar.

Como me encontraba sola,
pensaba yo en mis adentros,
cuántos familiares nuestros
morirían aquel día,
pues claramente veía
en cada rincón la muerte
acechando, echando suertes
mirando a ver quién llevaba
en la frente ya marcada
la lividez de la muerte.

¿Cómo puede el ser humano
vivir siempre en la inconsciencia
pasando de la dolencia
rápidamente a la charla
sin ninguna consistencia?
y solo por no callar
por no mirar hacia adentro
a la pura realidad
que se pasa en un momento
desde aquí, a la eternidad.

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