lunes, 25 de junio de 2012

LOS OJOS DE VER




Muy pocas veces salimos a la calle con los ojos de ver, esos ojos que nos ponemos cuando vamos a los museos o para admirar alguna obra bella o que nos llame la atención.

Cuando salimos a la calle y llevamos la cabeza ocupada con lo que vamos a hacer, a dónde nos dirigimos o con el ayer o el mañana, no llevamos puestos los ojos de ver y así nos encontramos con alguien o luego nos preguntan por algo y tenemos que decir, demasiado a menudo, “no te había visto”, “no me he fijado”, “no lo he visto”…

Si nos pusiéramos siempre los ojos de ver, o lo que es lo mismo centrados en lo que nos rodea, en el presente, en lo que toca…estaríamos siempre en el mejor de los museos: colecciones maravillosas de distintos paisajes, verdaderas obras de arte costumbrista, colección inagotable de retratos, bodegones…algo inigualable aún juntando todas las obras de arte del mundo y sin embargo no las vemos, no las admiramos, no las disfrutamos…nuestras prisas, preocupaciones y problemas…muchas de las veces imaginarias , no nos dejan.

¡ Qué se le va a hacer ¡. Nos regalan lo mejor y nos agarramos a lo peor y para colmo nos quejamos de estrés, de lo que nos falta, de que no tenemos tiempo para nada… y muchas veces sólo es que nos olvidamos de colocarnos los ojos de ver y por eso vamos ciegos por la vida.

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