martes, 9 de diciembre de 2014

EN EL DIQUE SECO

Estoy en el dique seco, sin mojarme, sin saber bien hacia dónde ir y es que demasiadas veces los hechos nos superan y necesitamos un tiempo para la calma ... y te dejas estar y te dejas llevar, casi sin ser tú misma. 

Durante este periodo de calma, te vienen a la mente muchas cuestiones importantes que te vuelves a plantear: ¿ Habrá merecido la pena tanta reflexión, tanta lucha, tanta acumulación, tanta aceptación, tanto desasosiego, tanta palabrería, tantos intentos de que las relaciones vayan bien, de procurar paz, de tratar de meter luz...?

Si la lucha de tantos seres humanos para conseguir más igualdad y justicia, de un plumazo, por intereses económicos, se va al traste con la aquiescencia de una mayoría de ciudadanos que vota y luego no pide responsabilidades, ¿merecerá la pena empezar de nuevo?

En estos tiempos, en que vemos a jóvenes con ilusión y bien preparados luchar por el bien de tod@s y ver cómo se les trata de moler a palos dialécticamente, con mentiras, medias verdades o descaradamente, sin pizca de vergüenza.

En estos tiempos en que se puede asesinar a 47 estudiantes por protestar y hacerlos desaparecer.

En estos tiempos en que, los que buscan una vida mejor, mueren en el mar sin haber podido alcanzar otro país donde poder mejorar su existencia.

En estos tiempos en que un gran número de niñas son secuestradas para someterlas a una religión y abusar de ellas o casarlas a la fuerza.

En estos tiempos en que se puede invadir un país por intereses económicos.

En estos tiempos en los que los corruptos con poder campan a sus anchas y los que los denuncian tienen problemas.

En estos tiempos donde los corruptos vuelven a ser elegidos.

En estos tiempos donde no hay suficiente dignidad para acabar con el hambre, aun habiendo medios.

¿Qué puedo decir yo?  Hay demasiadas veces en las que creo que estoy sola... y que además así tiene que ser. Sola vienes y sola te vas..., y ni al mundo ni a nadie más parece importarle.

Por una vez, déjame quejarme del cruel destino de millones de seres, aunque no quiero sacudirme la innegable responsabilidad personal.