martes, 15 de septiembre de 2015

GRACIAS A NOSOTR@S

Gracias a nosotr@s, l@s abuel@s, se mantienen o pueden llegar a fin de mes muchísimas familias.

Yo soy una abuela, como muchas, que nunca pensó que me pudiera llegar a ocurrir una cosa así porque he sido de las personas que lo pasamos muy mal, hemos trabajado duro y, en consecuencia y como era lógico, evolucionamos hacia una vida más digna.

Vivíamos desahogadamente antes de la crisis porque mis hij@s se solventaban sus economías sin mi ayuda, pero llegó la dichosa crisis que, puedo asegurar, no tuve nada que ver en ella y todo cambió.

A lo largo de estos años, uno de mis hijos se quedó sin trabajo, volvió a vivir a mi casa y desde hace dos años no percibe ayuda ninguna por vivir conmigo. Y yo me pregunto: ¿Dónde puede vivir si no tiene ingresos y nadie le da trabajo porque tiene 51 años?

Tengo además dos hijas casadas que van apañándose, pero también tengo que ayudarlas de vez en cuando porque alquiler, comer, vestir, educación de cuatro y tres hijos, gastos de casa...; cualquiera, con dos dedos de frente, sabe de qué hablo...  

Y el mayor, que cobra la renta de garantía y vive en su casa, gracias a Dios pagada, pero que hay que mantener... Ustedes, los del gobierno, me dirán cómo salir de este entuerto a mis 85 años, y eso considerándome de l@s afortunad@s porque sé de much@s abuel@s que desearían estar en mi situación, pues tengo una pensión que pasa de los mil euros ¡qué barbaridad!.

Mi dolor es grande, y eso que de momento podemos comer y seguir adelante, aun siendo vergonzosas estas situaciones...; pero la grandísima preocupación que tengo es, si me muero y se deja de percibir mi pensión de viudedad ¿cómo van a arreglarse?

Pensar que algun@ de mis hij@s pueden verse abocad@s a pedir limosna o verse durmiendo en la calle me angustia cada momento de los días que me quedan.

Ya sé que "España va bien", pero mi casa y mi vida no, y somos demasiad@s abuel@s l@s que sufrimos a diario las frustraciones de nuestr@s hij@s, su desesperación, su falta total de interés por este sistema de cosas, su decaimiento... Y es triste que en la vejez, cuando más fallan nuestras fuerzas y nos volvemos más vulnerables, tengamos que vernos así, intentando seguir adelante cada día, dándoles ánimos, manteniéndoles y tratando de fingir que sin ningún coste para nuestras espaldas.

Para colmo, se oyen demasiadas voces sobre bajar las pensiones y pienso "¿quė puedo hacer yo para que mis gobernantes, que son mis servidores, se bajen los sueldos, hagan devolver todo lo robado, cobren más impuestos a los que más tienen, traigan todo el dinero de los paraísos fiscales, se recorten los gastos superfluos..., en fin, que miren por mí y si no que dejen el gobierno a otr@s (que ya veremos como nos resultan) y se vayan a casa, pero... con pensiones como la mía".