miércoles, 21 de enero de 2015

CARIDAD Y JUSTICIA



Todos los días,  cuando veo los anuncios de muchas ONGs enseñando niños desnutridos y enfermos, cientos de personas huyendo de sus países, barrios marginados, personas revolviendo basuras, menores realizando trabajos inhumanos..., apelando, se supone, a la sensibilidad de los ciudadanos que vivimos en un mundo donde hay abundancia -aunque también veamos de    continuo necesidad a nuestro alrededor-, me pregunto: ¿A quién van dirigidos?

Si está dirigido a los de buen corazón, esos ya ayudan con su tiempo y sus bienes a los que les rodean y, en millones de casos, a los que ven lejanos a ellos con verdadera miseria debida siempre al egoísmo y ceguera de sus gobiernos, porque donde hay miseria hay gobernantes corruptos que solo  trabajan por sus intereses y se olvidan de las necesidades del pueblo.

Nunca se dan cifras de cuánto llega y cuánto hay que pagar de mordida a los dirigentes de esos países.

Yo sé que  la caridad sirve en un momento preciso pero no es la solución, ya que cada vez aumenta más la pobreza y también la riqueza. Vergüenza es haber llegado a una situación en la que el uno por ciento de la población posea la misma riqueza que el noventa y nueve por ciento restante junto.

Pedir caridad está bien pero exigir justicia está mejor.

La caridad, aunque sea de muchos, jamás  solucionará los problemas que crea la injusticia de unos pocos, pero muy poderosos.

Un mundo en el que un pequeño grupo de seres posee casi toda la riqueza y la mayoría lo consiente, es un mundo inhumano del que somos culpables todos, unos por engañar y otros por dejarnos engañar y hacerles el juego a cambio de migajas o de cubrir "necesidades" impuestas por intereses aviesos, a fuerza de ofrecer felicidad o poder.

Si en los anuncios se viera a ciertos personajes con las cifras del dinero que poseen, cómo lo gastan y cómo lo han conseguido, junto a las personas y los pueblos que han expoliado y masacrado..., a lo mejor se empiezan a ver reflejadas algunas acciones y empezamos a ver cómo hay que hacer justicia.

Lo importante no es ver la miseria sino señalar por qué existe, qué y quienes  la producen y a quién corresponde solucionarla.

Según mi criterio la tierra y sus riquezas son del gėnero humano, no tuyas ni mías, sino de todos/as.